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LA IMPORTANCIA DE LA BIOÉTICA EN LA EXPERIMENTACIÓN EN SALUD



Para esta edición tratemos un tema algo raro, un poco peculiar y bastante triste de la historia humana, los experimentos forzados en humanos. Estarás un poco confundida, después de todo, qué tipo de tema es éste, pero te aseguro que es muy interesante y que ha llevado a evolucionar la ciencia para bien y para mal. El contenido que hoy nos ocupa es dedicado a las víctimas del holocausto, hecho histórico ocurrido durante la Segunda Guerra Mundial, entre los años de 1941 a 1945. Cabe mencionar que el holocausto comenzó poco después del inicio de la Segunda Guerra Mundial y no al mismo tiempo, ya que esta guerra comenzó en 1939. Ahora bien, puede ser que pienses que es un tema raro para un blog de salud, ciertamente, es más histórico que de salud, pero te sorprenderá saber que este oscuro periodo revolucionó la ciencia y es razón para que hoy tú, yo y todas gocemos de mayor seguridad cuando necesitamos realizarnos un proceso de salud. Cabe mencionar que se ha elegido este tema debido a que el 27 de enero se conmemora a las víctimas del holocausto. Así que sin más, sumerjámonos en una parte de la ciencia bastante lodosa.


Pensar que la ciencia es siempre pura, buena y correcta es fantasear. Sin embargo, aún no actives tus alarmas ni desconfíes de cualquiera con bata blanca en un laboratorio, hemos caminado un gran tramo y han cambiado varias cosas a lo largo de este tiempo. Creer que los experimentos en humanos iniciaron con los nazis es erróneo, ya antes se han usado humanos para experimentar. La verdadera pregunta radica en si es ético o no cierto procedimiento o protocolo. Por ejemplo, el caso de Edward Jenner. Hoy es considerado un héroe, algunos piensan que es la persona que más vidas ha salvado en el mundo. También se considera el padre de la inmunología. Su descubrimiento, la vacuna. Jenner creó la primera vacuna de la historia en 1774. Su procedimiento fue tomar pus de una mujer contagiada con viruela de vaca, la cual al ser de vaca no da enfermedades tan fuertes en humanos y a futuro te protege de la viruela, y se la inoculó al hijo de su jardinero con el propósito de ver si el niño desarrollaba inmunidad. El experimento funcionó, fuera de una fiebre, el niño se volvió inmune a la viruela y se creó la primera vacuna. No obstante, lo que debes preguntarte es si esto fue ético o no. Su descubrimiento salvó y continúa salvando millones de personas, pero Jenner tomó a un niño, que ni era suyo, y experimentó en él. Hoy la mayoría lo defiende y te digo, es considerado un héroe, pero su experimento abre la pregunta de qué es ético y qué no lo es.



Pintura de Edward Jenner administrando la primera vacuna al niño James Phipps; por el pintor Board.


Volvamos al holocausto. Durante la Segunda Guerra Mundial los nazis encerraron, entre guetos y campos de concentración, a millones de personas, especialmente a judíos, pero también privaron de la libertad a gitanos, homosexuales y opositores políticos. En el proceso exterminaron sistemáticamente a 11 millones de personas, 6 millones de judíos y 5 millones de los demás grupos de presos. En los campos de concentración los nazis llevaron a cabo los experimentos más brutales en sujetos humanos. El más famoso, sin duda, fue el doctor Josef Mengele. Interesado en heredabilidad y la eugenesia, experimentó ampliamente en gemelos. Sin embargo, hoy por hoy es difícil encontrar algo científico que Mengele haya dejado. Es más, ha sido tachado de pseudocientífico por no seguir el método científico correctamente, crear grupos experimentales poco controlados y si buscas, ninguno de sus experimentos dejó algo tangible. Para estar interesado en la heredabilidad y en los gemelos, no parece haber descubierto nada relacionado con elADN, el material heredable, la reproducción, la ginecología o incluso con la ciencia del trasplante de órganos, que entre gemelos idénticos es completamente funcional. Si lees sobre sus experimentos pensarás que no tienen pies ni cabeza, ni siguen un método. Simplemente, parecen ser tortura, desde inyectar colorante en los ojos para ver si cambian de color o pasar infecciones entre gemelos sin ningún propósito, sólo ver que sucedía. Incluso llegó a hacer trasplantes, pero dado que los hizo sin ningún cuidado e infectó a sus víctimas, no llegó a descubrir que los trasplantes de órganos eran posibles. En realidad parece que sus experimentos no llegaron a nada. Así que Mengele de científico parece tener poco, de monstruo todo. Aquí ni siquiera tienes que preguntarte si fue ético o no, o si, mínimamente, se consiguió algo que salvará vidas a futuro. Mengele no logró nada.


El doctor Mengele fue uno de los “investigadores” nazis, pero existen otros que al menos dejaron algo, aunque no podemos decir que algo realmente funcional. Muchos de los experimentos nazis tenían que ver con la supervivencia de los soldados. Por ello, realizaron experimentos en prisioneros para encontrar técnicas de salvamento y salud que ayudaran en batalla. El primero, ver cómo curar heridas con diferentes medicamentos. Con este fin, tomaban a un prisionero y le abrían una herida para ponerle una venda con algún medicamento y observar cómo sanaba. Sin embargo, tomar a un prisionero desnutrido o enfermo, por supuesto, afectaba el resultado. Así mismo, no aplicaban bien las curaciones porque para ellos el prisionero tenía poco valor. Aquí hay un gran error científico, no formar bien tu grupo de estudio. ¿Es comparable un prisionero desnutrido a un soldado nutrido? Obviamente no, desde ahí la lógica es pobre. ¿Qué tal un experimento sobre trasplantes? ¿Es comparable practicar una cirugía en una persona debilitada que en un soldado? La realidad es que no. ¿Lograron descubrir los nazis algo sobre trasplantes? Tampoco. Sin ser científica, ¿te suena a un buen diseño experimental ver si se puede quitar la sed tomando agua de mar? Ni siquiera necesitas ser científica para saberlo, cualquiera que haya nadado en el mar te dirá que no. O el más famoso, dónde si existen datos, los experimentos sobre hipotermia. La hipotermia es el momento donde la temperatura corporal cae y es un proceso con tres etapas. Posiblemente, has sentido la primera, donde dan temblores y te pones azul o morado de labios y dedos. La segunda, causa problemas mentales como confusión y el sistema circulatorio (el corazón) se empieza a “apagar”. Para la tercera etapa, la persona ya no tiene consciencia y su pulso y respiración es casi nula. En sus experimentos, los nazis pusieron a prisioneros en temperaturas extremas a ver qué pasaba y si se podían salvar. Hasta el momento es de los pocos experimentos que, aunque hechos pobremente por usar a prisioneros físicamente no aptos, han dado información útil, como el qué hacer para salvar a alguien de la hipotermia. Y te diré que mucho de lo que sabemos de hipotermia en la actualidad salió de esos brutales experimentos y aunque ningún artículo dirá “citamos a nazis”, tristemente aceptamos que es la mejor información que tenemos y que el experimento es irrepetible. Hoy ningún comité de ética aceptaría ese experimento y nadie se lanzaría de voluntario. Así que, ¿sirvieron de algo los experimentos nazis? En su mayoría pareciese que no. Fueron pobremente diseñados, con grupos experimentales poco éticos y pésimamente elegidos, con objetivos muy limitados donde la premisa fue “a ver qué pasa”, que per se es un paupérrimo objetivo y tuvieron métodos científicos increíblemente crueles. Por lo tanto, los nazis hicieron no sólo la ciencia menos ética y más brutal, sino que también una ciencia bastante inútil y no de lo mejor producida.



El uso de prisioneros para experimentar es brutal y nada ético.


Si bien sus experimentos militares se podrían considerar un fracaso en la mayoría de los casos, algunas enfermedades las conocemos gracias a científicos nazis. Es importante mencionar que no todos estaban en los campos de concentración torturando víctimas, pero se beneficiaron del exterminio y la eutanasia de prisioneros con ciertas enfermedades, ya que les permitió experimentar con sus órganos y cuerpos. Algunas enfermedades que tal vez conozcas, fruto de los nazis, son el síndrome de Asperger, que ya va en desuso por preferirse el término espectro autista. Otra es el síndrome de Reiter, que también va en desuso, pero se sigue utilizando en los libros modernos de medicina, vamos, yo la aprendí así. En este síndrome ocurre una artritis (inflamación de las articulaciones) posterior a una infección bacteriana, cuando el cuerpo se confunde y ataca al cuerpo en lugar de a la bacteria. Otra que sigue en los libros modernos (lo sé por experiencia), es la granulomatosis de Wegener, una enfermedad que inflama a los vasos del cuerpo. Nuestro conocimiento de estas enfermedades hoy en día nos han ayudado a tratarlas y a reconocerlas, pero a qué costo.


Los nazis no han sido los únicos que han hecho experimentos monstruosos y nada éticos. No creas que los demás países no tienen su historia científica vil. En realidad, hasta el fin de la Guerra Mundial la ciencia podía ser bastante malévola. Australia experimentó en niños y en su población aborigen en 1930. Hoy incluso las universidades han pedido disculpas y han mencionado que antes del código de Núremberg, era común experimentar en niños en los hospitales sin notificar a nadie, pero para niños que vivieron eso hoy, es una pobre excusa. Canadá, por su lado, experimentó en niños nativos vacunas de tuberculosis en los años 30 y mató en el proceso a un tercio; e incluso en los años 50, bastante después del código de Núremberg, Canadá experimentó de nuevo en niños los efectos de negar ciertos nutrientes esenciales, usando a la población de varias escuelas para llevar a cabo los experimentos. A principios de 1950 los suecos utilizaron a personas con discapacidad mental para saber si los dulces creaban caries y aunque gracias a ese experimento hoy sabemos mucho de salud dental, no cabe duda que es nada ético lo que se realizó. No hace tanto, en los años 60, Estados Unidos llevó a cabo el experimento de Tuskegee en personas pobres afroamericanas. En este experimento se les negó el medicamento que cura la sífilis a las personas para ver cómo avanzaba la enfermedad. Lo peor fue que el tratamiento para la sífilis es la penicilina, el primer antibiótico que se descubrió y que ya se sabía curaba esta enfermedad.



Experimentar en humanos debe ser extremadamente cuidadoso y tener un comité de ética que cuide a los voluntarios. Obligar, no explicar, no decir y usar a personas vulnerables rompe todas las reglas de la bioética. Alemania nazi no ha sido la única en experimentar con cero ética en humanos, Suecia utilizó personas con discapacidad mental para ver si el azúcar causaba caries.


Alemania Nazi y sus brutales experimentos, junto con las atrocidades que han cometido otros países en sus experimentos por mejorar la salud, nos llevan a la bioética. El código de Núremberg tiene el papel de proteger los derechos de los participantes en experimentos y se creó al final de la Segunda Guerra Mundial. De inicio no fue perfecto porque, como ya vimos, otros países en tiempos más modernos han hecho sus barbaridades. Por ello este documento ha sido revisitado 7 veces para mejorarlo. Por otro lado, en los años 60 se creó la declaración de Helsinki, que establece las obligaciones que tiene el personal de salud con los voluntarios y pacientes. Hoy cualquier experimento en humanos pasa por un comité de bioética y se buscan varias cosas:

  • Primum non nocere, el principio de no maleficencia o de no hacer daño.

  • Las ventajas superan los riesgos. Todo procedimiento que se vaya a realizar y toda investigación que se quiera llevar a cabo necesitará cumplir esto.

  • El conocimiento generado ayudará a futuro.

  • El paciente tiene que tener un consentimiento informado. Si alguna vez te han operado seguro has visto uno. Este documento explica qué se va a hacer, los riesgos y los beneficios.

  • El personal de salud debe explicar lo que se va a realizar.

  • El personal de salud se asegurará que el paciente o voluntario entienda a cabalidad. Esto es importante. Te pueden dar el consentimiento informado y lo puedes firmar, pero eso no basta, deben asegurarse que lo entiendes o ya no es ético. Es sobre todo importante porque no todas sabemos el lenguaje médico.

  • El voluntario se puede salir del protocolo de investigación cuando quiera. Aunque nosotras las científicas odiamos que se vayan nuestros voluntarios porque pone en riesgo nuestro proyecto, debemos respetar esa decisión. En la investigación nadie debe permanecer a la fuerza.

  • No utilizar a poblaciones minoritarias o vulnerables. Como ya vimos, se han usado a minorías y a la pobreza para investigar sin escrúpulos. Eso no debe de ser.

  • Aunque los voluntarios pueden recibir compensaciones, no deben usarse para obligar o convencer a pacientes a participar.

  • Si el daño está siendo mayor al esperado, se debe parar el experimento.

  • Aunque se ocupan niños para experimentar, porque debemos saber qué pasa en poblaciones pediátricas, estos deben tener el consentimiento de los padres y de ser posible, contar con una explicación sobre qué se les va a hacer, y si no quieren participar, no se les puede obligar aunque mamá y papá quieran.

  • Los voluntarios tendrán acceso a la salud.


Como ves hay varios puntos y estos solamente son algunos. Experimentar en humanos es necesario, necesitamos saber cómo funcionamos y cómo curarnos, pero debe hacerse bajo los más altos estándares de ética. Es más, ni siquiera inician en humanos, se inician en animales, e incluso ellos tienen sus reglas de bioética. Un criadero de ratones para experimentos no te los vende porque sí, necesitan documentación de bioética. Incluso nuestros institutos tienen sus protocolos de bioética animal. Por el momento sólo los invertebrados carecen de regulaciones bioéticas, pero eso está cambiando. Lo que la Alemania Nazi hizo fue atroz y posiblemente, no nos haya hecho avanzar tanto en las ciencias de la salud. Otros países y científicos no se van sin culpas, también han hecho barbaridades. Hoy lo que nos queda es que todos estos experimentos nos han llevado a tener leyes, códigos y bioética. ¿Son perfectos? No, pero vamos mejorando. Las víctimas de estos experimentos merecen ser recordadas y que sus historias sean contadas. Merecen recibir nuestra gratitud por denunciar lo que la ciencia hizo o puede hacer, su lado malévolo, pero sobre todo por darnos a todas protección contra la ciencia que puede ser brutal y desenfrenada.



Las víctimas del holocausto y de otros experimentos sin ética merecen ser recordados y sus historias contadas. También debemos agradecerles por regalarnos a todas mayores protecciones y una bioética más robusta.


Referencias

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