Estás sentada leyendo un libro durante una tarde lluviosa y fría, bebes un sorbo de café calientito y, sin duda, la tarde mejora más. Tal vez eres del tipo de personas que no comienzan su mañana sin una taza de café, que sacuda y despierte al cerebro. La noche no suele ser tiempo de café, pero, tal vez, una taza de té para relajarte no esté de más. Quizás eres de las que disfruta un golpe de azúcar y sin refresco no vive. Sea cual sea tu caso, es probable que consumas cafeína. La cafeína junto con el cigarrillo y el alcohol son sustancias bioactivas, las tres son legales y las puedes conseguir en casi cualquier lugar. La cafeína tal vez sea de las tres la más consumida. El embarazo cambia nuestro cuerpo, pero cambiar hábitos es más difícil y abandonar el café, té o refrescos es un reto. Todas debemos saber que fumar y tomar alcohol durante un embarazo es muy malo, pero qué hay de la cafeína. ¿Puedo tomar café durante el embarazo?, ¿qué le puede causar el café o la cafeína a mi bebé? Estas son preguntas comunes. En octubre cae el Día Internacional del Café, celebrado el primero de octubre, y es el momento perfecto para hablar del café y la cafeína durante el embarazo.
De las tres sustancias que mencioné arriba, el café es la más deliciosa y la menos tóxica, tanto para el feto como para la madre. En realidad, el café para un adulto no es muy tóxico, a menos que decidas tomar 71 tazas de café, lo cual es la dosis letal de cafeína. La cafeína es la sustancia bioactiva del café, es la molécula que consigue los efectos del café sobre el cuerpo, como la pérdida del sueño y el aumento en la presión arterial. Es más, aunque no bebas tazas de café, lo más seguro es que consumas cafeína. Esta molécula se encuentra en varios alimentos, ya sea de forma natural o adicionada; se puede hallar en el café, los lattes, el chocolate, las bebidas energéticas, los refrescos, el té e incluso en los chicles. Bueno aún no te preocupes, veamos algunos datos e información sobre el café durante el embarazo.
La cafeína es la molécula activa del café y la que causa cambios en el cuerpo. La cafeína también se encuentra en el té, los refrescos y hasta en algunos chicles.
En 1980 la FDA, la agencia de drogas y alimentos de Estados Unidos (lo equiparable a la COFEPRIS en México), dio un aviso a los doctores y mujeres embarazadas. Las mujeres esperando un bebé no debían tomar café por ser teratogénico. La teratogenia o teratogénico es el término que se utiliza para definir a una sustancia que causa defectos congénitos (malformaciones) en los bebés. Aún no debes aventar tu café por el retrete; tiempo después, los científicos decidieron investigar la veracidad del aviso. La respuesta es que no es necesario abstenerse del café o no del todo. Hoy, tanto en Estados Unidos como en Europa, se recomienda que la mujer embarazada no consuma más de 200 mg de café por día. Esta cantidad de café equivale a dos tazas. Una mayor dosis de café empieza a causar ciertos estragos en el embarazo.
Hay que conocer un poco de farmacología para entender los efectos del café en el embarazo. Cuando una consume café en realidad aún no está dentro del cuerpo, primero debe pasar del intestino al verdadero interior del cuerpo, la sangre. Esto se llama absorción. Una vez dentro del cuerpo, el café se distribuye por la sangre, es aquí cuando causa cambios en el cuerpo. Puede que no pienses mucho en tu hígado, pero en la farmacología es tal vez de los órganos más importantes, ya que es el sitio donde se metabolizan casi todas las sustancias que consumimos a moléculas menos tóxicas que podamos desechar. La cafeína se metaboliza por una enzima, con nombre aburrido, llamada CYP1A2. La cafeína se transforma en un ácido poco tóxico que el riñón puede tirar por la orina, esto se llama eliminación. Finalmente, debes conocer el término vida media, que simplemente significa el tiempo medio que dura una molécula en el cuerpo. Una vez visto esto, entenderás por qué el café puede ser tóxico para un feto.
El hígado es el órgano que desintoxica al cuerpo. Las toxinas entran y, en el hígado, se biotransforman a sustancias sin actividad biológica, o muy poca actividad, y que sean fácilmente excretables del cuerpo, ya sea por orina o heces.
Cuando una mujer embarazada toma café, éste se absorbe ampliamente en el sistema digestivo y pasa a la circulación sanguínea. Varios órganos del cuerpo tienen una barrera hematológica, que evita el paso de ciertas moléculas al órgano. La placenta es uno de estos órganos, ya que tiene la barrera hematoplacentaria, un método de protección para el bebé, puesto que separa al feto de la madre. Sin embargo, el café pasa la barrera hematoplacentaria sin mucho esfuerzo, así que puede llegar al bebé. El siguiente problema se encuentra en el metabolismo. Existen muchas enzimas CYP y casi todas maduran bastante tarde. Alguna vez te has preguntado por qué no se le puede dar cualquier medicamento a un niño o bebé, o por qué hay que ajustar la dosis. La respuesta es que los niños pequeños y los bebés no tienen madurado el complejo enzimático CYP, así que no pueden metabolizar bien, por lo que no pueden transformar a las sustancias en moléculas menos tóxicas y más fáciles de eliminar. Dado que no les es posible metabolizar la cafeína como un adulto, la cafeína se queda sin metabolizar en sus cuerpecitos. Los fetos dependen del hígado materno para metabolizar la cafeína, porque ellos no pueden. El siguiente problema es que el embarazo causa varios cambios en la madre y uno de ellos es la reducción del funcionamiento de las enzimas CYP. Una mujer embarazada pierde de 35% a 52% de su actividad CYP1A2, por lo que incluso la mamá no metaboliza bien el café. El bebé no puede metabolizar y la madre no metaboliza bien, esto causa que la cafeína se acumule en el feto. La vida media de la cafeína aumenta mucho. Dado que la cafeína no se metaboliza a sustancias inactivas, puede continuar activando mecanismos fisiológicos en el cuerpo.
El café en el feto no se metaboliza por falta de enzimas CYP. En la mujer embarazada se metaboliza pobremente por un decremento en la actividad de CYP1A2, esto resulta en acumulación de cafeína en el cuerpo.
Aunque el metabolismo del café no es óptimo y una dosis alta causa estragos, el café es bastante seguro de consumir en el embarazo, mientras no supere los 200 mg/día. Aunque, sin duda, no tomar café es mejor. Los primeros estudios sobre la cafeína en el embarazo no fueron del todo bien hechos, varios no tomaron en cuenta si la mujer fumaba o consumía alcohol. Estas dos últimas sustancias sí que son terribles para el embarazo. El alcohol causa síndrome de alcohol fetal, donde se observan malformaciones faciales, daño neurológico y dificultades cognitivas en los niños. Fumar también es pésimo para un feto, ya que causa cambios vasculares en la placenta y en el bebé, lo que puede culminar en aborto; también genera malformación de los pulmones y circuitos neuronales, además de causar bajo peso al nacer. El café no genera tantos daños, pero se ha observado y asociado a ciertos daños fetales. Los efectos de la cafeína, sobre todo al sobrepasar la dosis de 200 mg/día, se asocian con bajo peso al nacer. Algunos autores señalan que incluso dosis de más de una taza de café o dos de té por día, empiezan a generar menor peso en los bebés. Así mismo, la cafeína se asocia a más eventos de hipoxia. La asfixia es la ausencia de oxígeno y es mortal, mientras que la hipoxia es la reducción de oxígeno. La hipoxia también puede ser catastrófica debido a que daña al cerebro. La cafeína duplica el riesgo de aborto, ojo duplica el riesgo, no causa aborto. El riesgo de un aborto es de 1 en 160 y éste se dobla con cafeína. En la mayoría de los estudios, la cafeína no se asocia a nacimiento pretérmino, pero en una minoría se ha observado un aumento en el 28% de riesgo de nacimiento pretérmino. Los daños por el consumo excesivo de cafeína pueden ir incluso más lejos del feto.
El consumo de dosis elevadas de cafeína durante el embarazo podrían poner en riesgo al niño a largo plazo. La leucemia es el cáncer infantil más común y el que más muertes genera. Las dosis elevadas de cafeína durante el embarazo se han asociado a mayor predisposición de los niños a sufrir leucemia. El alto consumo de cafeína durante el embarazo puede cambiar el metabolismo del niño. La cafeína en el embarazo se ha asociado a cambios en la regulación del apetito en niños, dado que los adipocitos (las células de la grasa) dejan de comunicarse bien con el cerebro. Estos cambios generan más hambre y más consumo de calorías, lo que termina en sobrepeso y obesidad infantil. Así mismo, la cafeína durante el embarazo se ha vinculado con un aumento de adiposidad (tejido graso) en los niños. A su vez, la obesidad infantil causa toda una gama de patologías asociadas, como apnea del sueño, asma, diabetes, hipertensión, hígado graso, depresión y complicaciones ortopédicas por daño a las articulaciones.
El café en el embarazo no es totalmente benigno, pero tampoco es desastroso, mientras se consuman las dosis adecuadas. Demasiada cafeína durante el embarazo aumenta el riesgo de varias patologías en los fetos, en los bebés e incluso en los niños.
La respuesta a si se puede consumir café durante el embarazo parece ser ambigua. Las agencias de salud, cuyo trabajo es cuidar y proteger la salud de los ciudadanos, señalan que mientras sea menos de 200 mg/día o dos tazas de café, todo irá bien. Muchos estudios señalan que el café es bastante benigno. Sin embargo, otros varios estudios señalan que el café puede causar daños en el embarazo e incluso después. Dos aspectos importantes a recordar y considerar, es que la cafeína no causa sino que se asocia a cierta patología o aumenta el riesgo de una enfermedad. Lo segundo, es recordar que las dosis importan, 500 mg/día de café son casi tres veces la dosis recomendada y por supuesto causa mucho más daño. Basado en los estudios, lo mejor, para no arriesgarse, es abstenerse o tomar lo menos posible, pero si no te pasas de la dosis recomendada, lo más seguro es que todo saldrá bien. Eso sí, NO consumas alcohol ni fumes, esos sí que no son nada benignos.
Referencias
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