En México, el Día del Odontólogo se conmemora en el mes de febrero. No te confundas, odontólogo y dentista son lo mismo. Odontólogo viene del griego (Odon, odonto=diente; logos=palabra, tratado; ía=cualidad) y dentista del francés (Dentiste. Lat. Dentium curator (el que cura dientes)). Fuera de las etimologías, este momento es perfecto para discutir un asunto de salud que muchas ignoran, la salud oral y el embarazo. Podrías pensar que ambas están increíblemente alejadas una de la otra y que entre ellas no se afectan, pero estarías equivocada. El embarazo afecta a todo el cuerpo, ya que genera grandes cambios, y no es sorpresa que afecte a tu boca. Así mismo, lo que ocurre en tu boca, no sólo afecta tu propia salud, puede afectar la salud de tu bebé. Embarquemos en la historia del embarazo, tu salud oral y la salud de tu bebé para que descubras que, tal vez, debes aumentar tus lavadas de dientes y cuidar mucho tu bella sonrisa.
Se calcula que el 75% de las mujeres embarazadas sufren de una condición llamada gingivitis. Esta enfermedad no es rara, muchas personas la sufren, y para nada es peligrosa. La gingivitis es en realidad una enfermedad muy leve, pero puede abrir la puerta a una enfermedad bastante fea, la periodontitis. Empecemos por conocer qué es la gingivitis. Esta patología es la inflamación de la encía. En realidad, este lugar del cuerpo es parte del sistema inmune; es una barrera que sella el espacio entre tu boca y tu hueso. En otras palabras, bloquea la entrada de bacterias del exterior al interior de tu cuerpo. La gingivitis ocurre cuando muchas bacterias empiezan a vivir en tus dientes y encía. La placa dental, es el hogar de millones de bacterias y es una de las asquerosas maravillas evolutivas de las bacterias de la boca. La placa dental, notarás que es dura y no es fácil de remover. En la microbiología se conoce como un biofilm. Como un caparazón, el biofilm, protege a las bacterias de tu sistema inmune, ya que las células blancas no pueden acceder y destruir a las bacterias escondidas. La placa dental se coloca cerca de las encías y produce bastantes moléculas de alarma. La encía reconoce que hay peligro y empieza a llamar a la policía para que controle la situación. Dado que las células inmunes no pueden entrar al biofilm y acabar con el problema, se quedan en la encía causando inflamación. Esta inflamación, a su vez, genera que la encía se llene de vasos sanguíneos (por eso sangran cuando la lavas) y que más células inmunes se agrupen en tu encía. Con el tiempo las células inmunes destrozan la encía y las bacterias se pueden mudar al hueso. Una vez acomodadas en tu maxilar o mandíbula, estas bacterias rompen el hueso y causan la caída de los dientes. Esto se llama periodontitis. Todos corremos el riesgo de estas dos patologías, pero las mujeres embarazadas corren un riesgo mayor.
La gingivitis causa que las encías sangren al roce por estar altamente inflamadas y llenas de vasos sanguíneos nuevos.
El embarazo causa muchos cambios y por alguna razón, de la cual aún no estamos muy seguros, causa cambios en la boca que facilitan la aparición de gingivitis. Antes de entrar en la fisiología, es importante notar que existen cambios de comportamiento. Muchas mujeres embarazadas no quieren tratar sus caries y placa dental por miedo a una situación adversa y pueden elegir no tratar su salud oral hasta dar a luz, pero es una mala elección porque puede dañar para siempre tu sonrisa y peor, afectar a tu bebé. Antes de conversar sobre la gingivitis y tu bebé, veamos por qué el embarazo no ayuda con la salud oral. En primer lugar, el embarazo da hambre, después de todo, comes por dos. Este apetito no es el normal, el embarazo causa antojos y se ha visto que lo que más se desea es azúcar, leche y comida ácida. El azúcar y la comida ácida son pésimas para los dientes. El azúcar no sólo es comida para ti, es alimento para las bacterias de la boca. La comida ácida, por su lado, lastima el esmalte, una capa protectora del diente, y permite la desmineralización de los dientes. Las bacterias entonces se pueden mudar al interior de tu diente y causar caries. Otro problema del embarazo es que se produce menos saliva. La saliva no sólo ayuda a digerir alimentos, también tiene funciones inmunológicas. Nuestra baba tiene muchas proteínas defensivas. Cuenta con anticuerpos, que marcan a bacterias para su destrucción; tiene histatinas y defensinas, proteínas que hacen hoyos en las bacterias; también se encuentran lactoferrina, lisozimas y adrenomedulina, proteínas que literalmente “pelan” a las bacterias (les quitan la “piel” y las matan). Con menos saliva, hay menos proteínas de defensa y, por lo tanto, más bacterias y daños. Sin embargo, lo más importante, parece ser, son los cambios inmunológicos por las hormonas del embarazo.
Aunque la saliva nos puede dar un poco de asco, contiene muchas proteínas que nos protegen de las bacterias.
Mantener un embarazo es difícil, mental, física y fisiológicamente. En su fisiología, se mantiene por hormonas. Cada vez que una mujer menstrua es gracias a señales hormonales o más bien a la falta de éstas. Cuando se libera un óvulo, detrás, en el ovario, queda un grupo de células llamado cuerpo lúteo. Este cúmulo de células por un pequeño tiempo evita que el útero se deshaga del endometrio, que es la capa de útero que se menstrua. Ante la falta de concepción, el cuerpo lúteo no recibe señales hormonales y se desintegra. Esto detiene las señales hormonales hacia el útero y éste se deshace del endometrio en forma de menstruación. Cuando sí hay concepción y se empieza a formar un bebé, un grupo de células forma la placenta. Este órgano temporal informa al cuerpo lúteo que se mantenga, que no se atreva a desaparecer y por consecuencia, el útero no deseche el endometrio con el embrión implantado. El cuerpo lúteo entonces no se desintegra y mantiene la secreción de las hormonas estrógeno y progesterona. Con el tiempo, la placenta también secretará esas mismas hormonas. Estas hormonas, aunque mantienen el embarazo, igualmente hacen de las suyas por todo el cuerpo. En primer lugar, resulta que a un grupo de bacterias les gustan esas hormonas y las ayudan a crecer. En la boca siempre hay bacterias, pero entre ellas hay algunas mejores que otras. La microflora oral, por lo general, no nos hace daño, bacterias viven ahí y mientras nos lavemos los dientes se quedan quietas, pero hay algunas bacterias que ante la oportunidad empiezan una conquista dental. Las bacterias llamadas Bacteroides intermedia, Prevotella intermedia y Porphyromonas gingivalis son las bacterias que se aprovechan de tu embarazo y tus hormonas, y crecen descontroladamente. Por otro lado, estas hormonas del embarazo apagan un poco el sistema inmune. Reducir la actividad inmunológica es necesario porque un bebé es reconocido como un agente externo y el sistema inmune puede atacar. Por ello, las hormonas del embarazo dejan un tanto atontadas a las células inmunes. Dado que las células inmunes andan medio apagadas, les cuesta trabajo defender a tu cuerpo. Finalmente, por alguna razón, la encía tiene receptores para estas hormonas y hace que las células gingivales se multipliquen, haciendo engordar a la encía, lo que mantiene a las bacterias atrapadas. Estas son las razones de mayor riesgo de gingivitis en mujeres embarazadas.
La progesterona (P) y el estrógeno (E) hacen que el útero permanezca quieto y se mantenga un embarazo, pero pueden causar que la boca se quede sin defensas.
Las enfermedades dentales como las caries nos pueden causar dolor. Las condiciones como la gingivitis y periodontitis pueden dañar nuestra bonita sonrisa. Sin embargo, lo peor es que estas patologías pueden ser malas para tu bebé. En primera instancia, estas enfermedades están asociadas con parto prematuro, que pone en riesgo a un bebé al no estar bien desarrollado. Otra problemática es que están asociadas tanto a mayor peso al nacer como a bajo peso al nacer. El mayor peso al nacer suele complicar el parto y pone en riesgo el metabolismo del bebé. Por su lado, el bajo peso al nacer aumenta la mortalidad, puede causar problemas en el neurodesarrollo y también ser un factor de riesgo para enfermedades crónicas. Estas infecciones en la encía y los dientes pueden llegar a los vasos sanguíneos y empezar a viajar por la sangre, esto se llama bacteriemia. Es posible que esta condición cause inflamación y escale a infecciones en la placenta. Finalmente, la continua inflamación es un factor de riesgo para el desarrollo de preeclampsia, una patología peligrosa que aumenta la presión sanguínea de la madre. Posterior al nacimiento, las bacterias orales maternas pueden colonizar la boca del bebé y dado que no son bacterias comunes de la microflora, probablemente generen daños tempranos en las encías, dientes y huesos del bebé.
Cuidar tu sonrisa y salud dental, es cuidar la sonrisa de tu bebé.
Si estás pensando en tener un bebé o te encuentras embarazada, la mejor recomendación es cuidar mucho tu salud dental. Recuerda que las defensas de la boca están bajas y las bacterias se pueden salir de control. Que no te dé miedo ir al dentista y tratar tus problemas dentales, es mucho mejor porque baja el riesgo de enfermedades más fuertes y problemas con tu embarazo. Además, los odontólogos también saben de salud y farmacéutica, saben como tratar a una mujer embarazada. Sé muy disciplinada con tu lavado de dientes para que no tengas problemas. Vuelve tus visitas con el dentista como parte de tu chequeo prenatal para que un especialista vea que todo está bien. Puedes ir cada trimestre o hacer una primera visita y que tu dentista te dé más información. Cuidar de tu sonrisa también es cuidar a tu bebé, así que cuida mucho tu salud oral.
Referencias
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