Melanoma y Genética: Genes, Mutaciones y Pruebas Genéticas
- Juan Pablo Dovarganes Quiepo
- Sep 29
- 7 min read

Con el fin del verano y la despedida de los días soleados, en Nanolab te invitamos a conocer una enfermedad directamente relacionada con la exposición al sol. Se trata del melanoma, un tipo de cáncer agresivo que ha aumentado su incidencia en las últimas décadas, debido a la búsqueda del sol y el buen clima. Exploremos qué es el melanoma, su historia, sus causas y su perfil genético. ¡Ponte protector solar y descubramos este peculiar cáncer, que, aunque peligroso, es prevenible!
¿Una enfermedad moderna?
El cáncer no es una enfermedad nueva, pero sí más frecuente hoy en día. A medida que la expectativa ha aumentado, también lo ha hecho su incidencia. Incluso existe una teoría que sugiere que el cáncer actúa como un “mecanismo de control” para evitar que las células se vuelvan inmortales. Sin embargo, el melanoma es un reto relativamente más reciente, estrechamente ligado a los cambios en el estilo de vida.
La frecuencia del melanoma ha aumentado, en parte, por la migración de fenotipos de piel clara a regiones tropicales. Los europeos, con tonos de piel más claros y adaptados a latitudes nórdicas, enfrentaron un reto evolutivo al colonizar territorios con mayor exposición solar. La radiación UV es la principal causa del melanoma y se convirtió en un factor de riesgo para estas poblaciones, cuyas pieles no estaban preparadas para tanta intensidad lumínica.
En la actualidad, los hábitos modernos han agravado el problema. La vestimenta conservadora ha ido perdiendo su uso y ha dado paso a prendas que exponen la piel a más luz solar. También las vacaciones en destinos de playa y lugares soleados son cada vez más populares. Aunque disfrutar del sol es placentero, sin protección adecuada, la radiación UV puede dañar gravemente las células de la piel, aumentando el riesgo de desarrollar un melanoma.

El Sol y el melanoma
El melanoma se origina de los melanocitos, las células encargadas de producir melanina, el pigmento que da color a la piel. Aunque los melanocitos se encuentran distribuidos por muchas partes del cuerpo, su mayor concentración está en la piel. Mientras más melanina produzcan, más oscuro será el tono de piel. Este pigmento actúa como un escudo: absorbe la radiación UV y protege el ADN. Mientras más melanina haya, menos daño solar puede recibir el ADN. En resumen, la melanina es nuestra defensa contra el sol.
Cuando la piel no tiene suficiente melanina, la radiación UV daña el ADN, causando que algunas de sus partes se adhieran entre sí. Estas alteraciones son mutaciones. Normalmente, el cuerpo repara estos daños o elimina las células dañadas. Sin embargo, si el ADN no es reparado, las células comienzan a acumular mutaciones, las cuales pueden desencadenar un cáncer en la piel.
Si alguna vez has visitado la playa, posiblemente te has bronceado. Ese cambio de color es una respuesta de protección contra la luz solar. Cuando la piel recibe demasiada radiación UV, los queratinocitos, las células más abundantes de la piel, envían una señal de alarma: liberan hormona estimulante de melanocitos alfa (MSH alfa). Esta hormona acelera la producción de melanina en los melanocitos, que luego transfieren a los queratinocitos para protegerlos del daño solar.
No todas las pieles son iguales, y su capacidad para protegerse del sol varía. Aunque se han propuesto varias clasificaciones de tonos de piel, la escala de Fitzpatrick es la más utilizada actualmente. Esta escala divide los tonos de piel en seis categorías, basadas en su facilidad para broncearse y su tendencia a quemarse. Cuanto más baja sea tu categoría en la escala, mayor será tu riesgo de sufrir un melanoma, ya que la producción de melanina es menor.
Esta es la escala de Fitzpatrick
Categoría I: Piel muy blanca, incapaz de broncearse; siempre se quema.
Categoría II: Piel clara que se quema con facilidad y se broncea con dificultad.
Categoría III: Piel clara en invierno y bronceada en verano.
Categoría IV: Piel morena clara que se broncea con facilidad.
Categoría V: Piel morena oscura que se broncea con mucha facilidad.
Categoría VI: Piel oscura que se broncea extremadamente fácil y rara vez se quema.

La genética del melanoma
La radiación UV daña el ADN y puede causar graves estragos a nivel genético. Conforme se suman los daños, los melanocitos activan sus vías de reproducción para intentar aumentar sus números y poder producir más melanina. Sin embargo, en este proceso es posible que pierdan su regulación y comiencen a multiplicarse sin control.
El gen más frecuentemente mutado en los melanomas es BRAF. Pertenece a una cascada de señales que controla la división celular. Cuando BRAF muta, las células se dividen de manera constante e incontrolada. Sin embargo, esta mutación no explica por sí sola un melanoma. En realidad, la mutación BRAF se encuentra en casi todos los lunares. Los melanomas poseen mucho más que la mutación BRAF, acumulan múltiples mutaciones que les permiten multiplicarse y evadir la muerte celular.
Estos son algunos de los genes más relevantes involucrados en el melanoma:
TP53: regula la división y supervivencia celular.
AKT y RAS: promueven la supervivencia y crecimiento celular.
PTEN: Controla la supervivencia y crecimiento celular.
MEK: impide la muerte celular.
c-Kit: aumenta la división celular.
P14ARF: supervisa la supervivencia celular.
P16INK4a: Frena la división celular. Su mutación permite la proliferación descontrolada.
CDKN2A: Regula la supervivencia celular y detiene la división si detecta daños en el ADN. Cuando muta, permite que células dañadas sigan reproduciéndose.
Grupo NER: conjunto de genes encargados de reparar el ADN. Sus mutaciones facilitan la acumulación de mutaciones que derivan en un melanoma.
Melanoma hereditario
Aunque la mayoría de los melanomas son esporádicos, existen dos síndromes genéticos que aumentan significativamente el riesgo de desarrollarlos. Las personas nacen con mutaciones en los genes CDKN2A o en el grupo NER tienen lo que se conoce como síndromes de melanoma hereditario. Es importante aclarar que estas mutaciones no garantizan que desarrollen melanomas, pero sí incrementan drásticamente la probabilidad.

Las mutaciones en los genes del grupo NER generan el síndrome xerodermia pigmentosa, un trastorno que impide la reparación por escisión de nucleótidos. Este mecanismo es crucial para corregir daños en el ADN ocasionados por la incorrecta adherencia de moléculas entre sí. Si recuerdas, este es el daño generado por la radiación UV. Dado que este daño no es reparable, la xerodermia pigmentosa causa que la piel sea increíblemente sensible al fotodaño.
La predisposición al cáncer por mutación del gen CDKN2A (también llamado síndrome CDKN2A) se debe a una alteración genética presente desde el nacimiento. Este gen contiene instrucciones para producir dos proteínas: p16 INK4a, que frena la división celular cuando detecta anomalías, y p14 ARF, que induce la muerte de células dañadas. Cuando el gen CDKN2A está mutado, ambas proteínas son disfuncionales y permiten la multiplicación de células anormales. Esta mutación no solo se asocia con melanomas, sino también con otros cánceres, como el de páncreas, gliomas y astrocitomas.
El método ABCDE
El melanoma se diagnóstica mediante biopsia, pero el método ABCDE que ayuda a identificar lesiones posiblemente malignas en la piel. Revisa tus lunares con atención y consulta a un especialista si observas alguna de estas señales:
A (Asimetría): Un lunar sano suele ser simétrico. Si lo divides por la mitad y cada lado es diferente, podría ser una señal de alerta.
B (Bordes): Un lunar debe tener bordes redondeados y bien delimitados. Si los bordes son irregulares, difusos o asimétricos, como si vieses un mapa, es una señal de alerta.
C (Color): Los lunares suelen ser de un solo color (usualmente café o rosados). Si un solo lunar presenta múltiples colores, como negro, azul, rojo, blanco o marrón, es una señal de alerta.
D (Diámetro): Los lunares menores de 5 mm (el tamaño de una goma de un lápiz) suelen ser benignos. Si el tamaño es mayor existe un mayor riesgo de que sea maligno.
E (Evolución) Los lunares no cambian con el tiempo ni de color ni de tamaño. Si notas que un lunar crece, cambia de color o forma, o desarrolla nuevos síntomas (como picor o sangrado), es crucial evaluarlo.

Las pruebas genéticas para el melanoma
Las pruebas genéticas se recomiendan para personas diagnosticadas con melanoma, especialmente para evaluar los genes CDKN2A y el grupo NER. Si se detectan mutaciones en estos genes, podría tratarse de un melanoma hereditario. En estos casos es vital que toda la familia directa se realice la prueba de cáncer hereditario para identificar si comparten estas mutaciones.
En los casos de melanoma esporádico, las pruebas genéticas se realizan analizando células del tumor. Esto permite crear un perfil genético detallado del cáncer, identificando sus mutaciones específicas. Con esta información, los médicos pueden establecer pronósticos más precisos y seleccionar tratamientos personalizados, adaptados al tumor del paciente.
En Nanolab, realizamos estudios de oncogenética, tanto para cáncer hereditario, como para cáncer esporádico. Pero no solo somos un laboratorio: somos un Centro de Genética Integral. Aquí contarás con el apoyo de un equipo multidisciplinario de oncogenetistas, genetistas, psicólogos y médicos que te acompañarán en cada paso del proceso. Conócenos y descubre cómo podemos ayudarte a ti y a tu familia.
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