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El Vínculo entre Alcohol y Cáncer de Hígado


Médico dice no al alcohol

Nanolab te acompaña a descubrir cómo el alcohol causa cáncer de hígado. Se habla poco de esta patología, aunque es de las enfermedades que más vidas cobra. Existen diferentes tipos de cáncer de hígado, pero el más común es el hepatocarcinoma, que se presenta en más del 80% de las personas con cirrosis. La cirrosis puede ser generada por infecciones virales o consumo de alcohol. Aunque no todas las personas que consumen alcohol desarrollan cirrosis, todas aumentan sustancialmente su riesgo de padecer cáncer hepático. Revisemos cómo el alcohol contribuye a este tipo de cáncer


El alcohol y el metabolismo


El alcohol, por sí solo, no es necesariamente tóxico. No obstante, el cuerpo lo transforma en una sustancia tóxica. El alcohol que consumimos está compuesto por moléculas de etanol. Para eliminar esta molécula del cuerpo, debe pasar por ciertos procesos metabólicos que faciliten su excreción. El hígado es el órgano encargado del metabolismo y es el primer lugar al que llega todo lo que se absorbe en el intestino. 

El hígado está compuesto principalmente por células denominadas hepatocitos. Estas células son responsables de metabolizar las diversas sustancias que ingresan al cuerpo, desde medicamentos hasta alcohol. Cuando el etanol llega al hepatocito, se metaboliza, mediante una enzima llamada alcohol deshidrogenasa, convirtiéndose en un acetaldehído. Es esta última sustancia la que verdaderamente es tóxica para el cuerpo. 


El hígado procesa los alimentos
El hígado se encarga de procesar todas las sustancias que entran al cuerpo. Cuando metaboliza alcohol, forma una molécula tóxica para las células y el ADN. 

Los daños del alcohol 


El acetaldehído es mutagénico y tiene la capacidad de unirse al ADN, formando lo que se conoce como un aducto. Los aductos de ADN evitan que la célula afectada replique su ADN correctamente. La célula puede intentar reparar el aducto, sufrir apoptosis (muerte celular programada) o no corregir el problema, lo que puede resultar en una mutación que inicie un cáncer.  


El acetaldehído se forma siempre que se bebe alcohol, independientemente de la cantidad. Sin embargo, cuando la cantidad de alcohol es excesiva, el hígado activa otra enzima para ayudar a eliminarlo: la enzima CYP2E1. Usualmente, esta enzima no interactúa con el alcohol a menos que la cantidad sea excesiva, ya que tiene la desventaja de no solo formar acetaldehído, sino también especies reactivas de oxígeno (ROS). Las ROS son moléculas químicamente muy reactivas y energéticas. Cuando interactúan con la célula, pueden dañar a los organelos y el mismo ADN. Las ROS pueden romper el ADN, impedir su replicación y detener sus correcciones, lo que provoca que las células se repliquen bajo condiciones de estrés, facilitando la aparición de mutaciones que pueden dar inicio al desarrollo de un tumor.


El consumo crónico de alcohol no solo daña el ADN de los hepatocitos, sino que también interrumpe las funciones del sistema inmune. En el hígado, la mayoría de los glóbulos blancos son linfocitos NK, cuya tarea es eliminar células cancerígenas e infectadas. Sin embargo, el alcohol vuelve a estos linfocitos más descuidados y lentos, facilitando que las células hepáticas puedan formar un tumor.


El alcohol afecta particularmente a una célula específica del hígado, conocida como célula de Ito o célula estrellada hepática, cuya función es almacenar vitamina A. Sin embargo, ante respuestas inflamatorias, estas células abandonan su trabajo y comienzan a causar fibrosis. El alcohol transforma a las células de Ito en células fibroblásticas que forman cicatrices, denominadas lesiones cirróticas. Este tipo de lesión favorece un ambiente cancerígeno, generado por inflamación continua y la secreción de factores de crecimiento. Estos factores inducen la división celular que, junto con el estrés celular, aumenta el riesgo de mutaciones y cáncer hepático.  

Cómo afectan los radicales libres a las células
Las especies reactivas de oxígeno dañan el ADN de la célula y a sus organelos. Se forman cuando el consumo de alcohol es excesivo. 

¿Cuánto es mucho alcohol?


Por supuesto, la mejor recomendación es no consumir alcohol, aunque esto no siempre es realista. Las recomendaciones son las siguientes: para las mujeres, no se aconseja beber más de 14 gramos de alcohol por día, mientras que los hombres no deberían exceder los 28 gramos por día. Esto equivale a 1 o 2 bebidas alcohólicas por día, aunque el contenido de alcohol varía ampliamente entre distintas bebidas; una cerveza no es lo mismo que un tequila. 


Múltiples estudios han observado que el daño grave puede comenzar al superar los 30 a 40 gramos de alcohol al día, siendo más severo conforme mayor sea el consumo. A partir de los 40 gramos de alcohol, el daño hepático es sustancial y el riesgo de desarrollar cáncer aumenta. También es importante considerar la frecuencia con la que se exceden estos límites. Es crucial mencionar que no se pueden “acumular” gramos de alcohol. Esto significa que si un día no bebes, no puedes “compensarlo” al día siguiente, ya que sobrepasar los límites diarios puede causar daño significativo. 


diferntes bebidas alcohólicas contienen diferentes gramos de alcohol
Por día se recomienda no consumir más de 1 o 2 bebidas alcohólicas. Sin embargo, es mejor medirlo por gramos de alcohol, porque cada tipo de bebida contiene una cantidad diferente.

Pruebas genéticas para el cáncer de hígado


Cuando se trata de cáncer de hígado, es conveniente realizar una prueba de cáncer hereditario para evaluar los riesgos. Varias mutaciones pueden facilitar la aparición de este cáncer, especialmente aquellas en los genes que controlan la división celular. También es útil evaluar algunos genes metabólicos y del sistema inmune. Conocer el estado de estos genes puede ayudar en la prevención y en la toma de decisiones informadas. 


Si una persona ya ha desarrollado cáncer hepático, se le puede realizar una prueba genética del tumor. Esta prueba evalúa únicamente la genética de las células cancerígenas. Dado que las células cancerígenas acumulan mutaciones, es importante conocerlas para seleccionar tratamientos con mayor precisión y formular pronósticos más claros. Analizar cómo se comporta el cáncer a nivel molecular y genético permite una mejor comprensión de su evolución. 


En Nanolab, a través de nuestra línea de oncogenética Trueonco, ofrecemos tanto pruebas de cáncer hereditario como de cáncer somático. Además, en nuestros laboratorios no solo encontrarás pruebas genéticas, sino que también podrás acceder a consultas médicas con genetistas especializados en oncogenética.


Pruebas genéticas para cáncer de hígado
Existen diferentes pruebas genéticas enfocadas al cáncer. Para el hígado, por ser un órgano que se enfrenta a mucho estrés celular, es conveniente realizar una prueba de cáncer hereditario. Si ya se presenta un tumor hepático, la prueba de cáncer esporádico ayudará a seleccionar tratamientos.

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