
Nanolab e Insight te explican la galactosemia, una enfermedad rara de origen genético que impide metabolizar la galactosa, un azúcar de la leche. A diferencia de la intolerancia a la lactosa que, aunque molesta por los síntomas que genera, no genera riesgos a la vida. En cambio, la galactosemia puede afectar gravemente al hígado y cerebro. Es especialmente preocupante en los bebés, ya que dependen de la leche para su nutrición. En este artículo, te explicamos qué es la galactosemia y por qué es vital detectarla a tiempo.
Galactosemia vs intolerancia a la lactosa
Es importante diferenciar la galactosemia de la intolerancia a la lactosa, pues, aunque ambas se relacionan con la leche, son dos patologías distintas. La leche está compuesta por una combinación de azúcares, grasas y proteínas. El azúcar de la leche se llama lactosa y es un disacárido, formado por dos azúcares unidos: galactosa y glucosa. La glucosa es la principal fuente de energía del cuerpo. La galactosa también se puede emplear como energía, pero antes debe transformarse en glucosa. Para ello, el hígado tiene unas proteínas especiales, denominadas enzimas, que van modificando la molécula de galactosa poco a poco hasta volverla glucosa.
La intolerancia a la lactosa ocurre cuando el intestino no puede digerir la lactosa porque la lactasa, la proteína encargada de separar la lactosa en glucosa y galactosa, no funciona correctamente. Esto causa diarrea, puesto que la lactosa no se digiere y atrae agua hacia el intestino. En cambio, en la galactosemia, la lactosa sí se digiere, ya que la lactasa funciona. Sin embargo, no permite que la galactosa se transforme en glucosa.

El metabolismo de la galactosa y la galactosemia
Como mencionamos antes, la lactosa se digiere en el intestino y se divide en dos azúcares: glucosa y galactosa. La glucosa puede ser utilizada directamente como energía por las células, mientras que la galactosa, no. Para aprovecharse, la galactosa debe someterse a cuatro pasos metabólicos para transformarse en glucosa. El metabolismo es el proceso mediante el cual el cuerpo transforma moléculas para su uso. Dado que es un proceso complejo que requiere energía, el cuerpo lo hace por medio de muchos pasos pequeños. Puedes imaginarlo como hacer origami: cada paso metabólico es un doblez en el papel y, tras muchos, queda una figura.
El metabolismo de la galactosa ocurre en cuatro pasos con la ayuda de cuatro proteínas diferentes. La primera, llamada galactosa mutorotasa, acomoda la molécula para que las demás enzimas puedan trabajar en ella. Las siguientes tres enzimas, conocidas como GALK1, GALT y GALE, transforman la galactosa en glucosa. La galactosemia se desarrolla cuando alguna de estas cuatro enzimas sufren una mutación, evitando que realicen sus funciones adecuadamente, lo que provoca que la galactosa se acumule en el cuerpo.

La galactosemia
La galactosemia ocurre cuando la galactosa se acumula dentro de las células. Esta acumulación causa que el agua ingrese a la célula, ya que el cuerpo busca mantener un equilibrio en la concentración de sustancias dentro y fuera de la célula. Sin embargo, al entrar agua, las células se hinchan, como una esponja. La hinchazón afecta principalmente al cerebro porque está limitado por el cráneo y no tiene mucho espacio para crecer. Esto puede causar hipertensión cerebral y herniación cerebral, cuando el cerebro crece demasiado y se sale de su posición normal. Además, la acumulación de galactosa puede dañar las neuronas, afectando el desarrollo cerebral y causando discapacidad intelectual.
La galactosemia también afecta la supervivencia celular, especialmente en el hígado. Cuando la galactosa no se puede convertir en glucosa, las células intentan transformarla en otra sustancia para intentar deshacerse de ella. En las personas con galactosemia, esta transformación produce un alcohol llamado galactitol. Al igual que el alcohol que puedes conseguir en un bar, el galactitol es tóxico para las células, dañando su ADN, proteínas y estructuras internas. En el hígado esto puede causar cirrosis y, eventualmente, falla hepática.
El galactitol también afecta a los ojos, ya que se adhiere al lente, la parte del ojo enfoca la luz hacia la retina para que veamos. Cuando el galactitol se une al lente, este se va opacando. Esta opacidad genera cataratas, lo que dificulta la visión. Con el tiempo, si la luz no puede pasar por el lente, la persona puede perder la vista por completo.

El diagnóstico de la galactosemia
La galactosemia debe detectarse rápidamente, ya que los recién nacidos se alimentan únicamente de leche y nacen con ella. En México y muchos otros países del mundo, la primera prueba se realiza durante el tamiz neonatal, el cual, al menos en México, tiene un carácter obligatorio. Este tamiz verifica el riesgo de que se presenten ciertas enfermedades metabólicas en los bebés. Incluye: la fenilcetonuria, el hipotiroidismo, la hiperplasia suprarrenal congénita, la fibrosis quística, la deficiencia de glucosa 6 fosfato deshidrogenasa y la galactosemia. En los primeros días de vida, se toma una muestra de sangre, usualmente del talón, y se miden diferentes metabolitos. En el caso de la galactosemia, se mide la cantidad de galactosa en sangre. Si los niveles son altos, se procede a realizar pruebas diagnósticas.
Las pruebas diagnósticas más utilizadas para la galactosemia incluyen la cuantificación de metabolitos de la galactosa, como el galactitol, existiendo diferentes técnicas para medirlos. Otra opción es medir la funcionalidad de GALT, una de las enzimas del metabolismo de la galactosa, y la más comúnmente afectada. Sin embargo, cualquiera de las otras tres enzimas puede presentar anomalías, aunque no siempre se analizan y detectan. Actualmente, el diagnóstico más preciso es un análisis genético, que no solo examina las cuatro enzimas involucradas, sino también las mutaciones específicas en cada una de ellas.
Conocer el tipo de mutación es fundamental, ya que permite evaluar la funcionalidad de las enzimas. Por ejemplo, solo en la proteína GALT se han identificado más 300 mutaciones diferentes. Algunas mutaciones provocan deficiencias graves, mientras que otras son más leves e incluso ciertos médicos permiten que el bebé beba leche con supervisión médica. Todo dependerá del nivel de funcionalidad de las enzimas. Por ello, identificar el tipo de mutación específica es clave para determinar el tratamiento y la dieta que el paciente debe seguir.
Nanolab, a través de la línea Insight, ofrece diagnósticos genéticos para la galactosemia y otras enfermedades raras de origen genético. Además, brinda acceso a consultas con genetistas especializados, quienes apoyan en el diagnóstico, tratamiento y planeación familiar. Nuestros expertos también analizan la mutación específica de cada caso para orientar a los pacientes a los tratamientos más adecuados.

Referencias
Succoio, M., Sacchettini, R., Rossi, A., Parenti, G., & Ruoppolo, M. (2022). Galactosemia: Biochemistry, Molecular Genetics, Newborn Screening, and Treatment. Biomolecules, 12(7), 968. https://doi.org/10.3390/biom12070968
Delnoy, B., Coelho, A. I., & Rubio-Gozalbo, M. E. (2021). Current and Future Treatments for Classic Galactosemia. Journal of personalized medicine, 11(2), 75. https://doi.org/10.3390/jpm11020075
Coelho, A. I., Rubio-Gozalbo, M. E., Vicente, J. B., & Rivera, I. (2017). Sweet and sour: an update on classic galactosemia. Journal of inherited metabolic disease, 40(3), 325–342. https://doi.org/10.1007/s10545-017-0029-3
Berry GT. Classic Galactosemia and Clinical Variant Galactosemia. 2000 Feb 4 [Updated 2021 Mar 11]. In: Adam MP, Feldman J, Mirzaa GM, et al., editors. GeneReviews® [Internet]. Seattle (WA): University of Washington, Seattle; 1993-2025. Available from: https://www.ncbi.nlm.nih.gov/books/NBK1518/
Secretaria de Salud del Gobierno de México. (2023). Tamiz Metabólico neonatal | instituto de salud del estado de méxico. Instituto de Salud del Estado de México. https://salud.edomex.gob.mx/isem/tamiz_neonatal_metabolico
Comments